El pasado sábado 25 de enero, el grupo de caminantes de La Bañeza y comarca se desplazó hasta Beberino para recorrer una nueva etapa del Camino del Salvador.
La jornada comenzó con una ligera llovizna, pero pronto el cielo se despejó, dando paso a un día soleado y con una temperatura agradable para la época. El recorrido inicial transcurrió por una carretera flanqueada por imponentes montañas y siguiendo el curso del río Casares. En poco tiempo, los caminantes llegaron a la ermita de Nuestra Señora del Valle, un lugar de gran devoción en la zona.
Al avanzar, los senderistas se encontraron con una curiosa escultura de un lobo sobre una roca, que parece vigilar el paso. Poco después, aparecieron las primeras casas de Buiza, donde se ubica un albergue municipal. Tras atravesar el pueblo, el camino comenzó a ascender por senderos de tierra, rodeados de prados donde pastaban tranquilamente las vacas. La presencia de agua y barro, procedentes de las praderas, hizo el trayecto más desafiante.
Desde este punto, los caminantes pudieron disfrutar de una impresionante vista de Buiza y del collado de Villasimpliz. La ruta continuó entre robles, pinos, brezos y escobas, con un sendero de piedras que forma parte de una antigua calzada romana. Durante el ascenso, el rumor del agua acompañó a los excursionistas hasta el punto más alto de la etapa: el Alto de las Forcadas de San Antonio.
A partir de allí, iniciaron el descenso hacia San Martín de la Tercia, donde encontraron un bonito mural dedicado a los peregrinos. Finalmente, la jornada concluyó en Poladura de la Tercia, punto final de esta etapa. Antes de regresar a La Bañeza, el grupo hizo una parada en La Pola de Gordón para reponer fuerzas, dando por finalizada una jornada de senderismo llena de paisajes espectaculares y vivencias inolvidables.
