El pasado sábado 29 de noviembre, un grupo de monteurbistas de la Asociación Monte Urba partió a las 7:00 horas desde la Plaza del Salvador, en La Bañeza, rumbo a Melide para continuar su peregrinación hacia Santiago de Compostela. Por delante les esperaban 234 kilómetros de viaje en autobús, un trayecto que realizaron en plena noche cerrada y envueltos en una densa niebla.
A unos 40 kilómetros de Melide realizaron la tradicional parada para el desayuno: un café para despejarse y un dulce para reunir fuerzas antes de afrontar la caminata. Ya en Melide, tras la foto de rigor, llegó el momento de equiparse con paraguas e impermeables, que no abandonarían durante toda la mañana debido a la persistente lluvia.
Las sendas de tierra y piedra por las que avanzaron se encontraban firmes pero repletas de charcos, obligándoles a sortearlos con paso seguro para evitar resbalones. El perfil de la etapa, con suaves ascensos y descensos que se alternaban con tramos llanos, les llevó por pequeñas aldeas y senderos flanqueados por frondosas arboledas. Las laderas, teñidas ya de marrones y amarillos, recordaban que faltaban menos de veinte días para despedir el otoño. El sonido constante del agua —de la lluvia y de los regueros que descendían por los caminos— acompañó a los caminantes durante toda la jornada.
A pesar del mal tiempo, coincidieron con numerosos peregrinos de distintas nacionalidades, igualmente decididos a desafiar la meteorología. Al llegar a Boente, conocido como Santiago de Boente, el grupo disfrutó de la emblemática fuente de cuatro caños, que manaba con especial fuerza tras las lluvias.
Más adelante, en la aldea de Ribadiso, cruzaron el puente medieval del siglo XII que salva el río Iso, una construcción románica de un solo arco de medio punto que constituye uno de los rincones más admirados del Camino Francés. Desde allí, el sendero continuó paralelo a la carretera durante apenas tres kilómetros hasta alcanzar Arzúa, villa conocida como la tierra del queso y dotada de todos los servicios para el peregrino.
Con la llegada de todos los participantes, las credenciales fueron selladas antes de regresar a Melide, donde el grupo disfrutó de una merecida comida y una cálida sobremesa. A las 16:45 horas emprendieron el regreso a La Bañeza, quedando convocados para la próxima etapa, prevista para el mes de enero.
Durante diciembre el grupo hará una pausa para descansar y celebrar la Navidad. Además, la Asociación Monte Urba desarrollará sus actividades tradicionales: el magosto y el paseo por La Bañeza para visitar los distintos belenes instalados en parroquias, establecimientos y domicilios particulares.
