La Fundación Conrado Blanco convocó en enero el XVII Premio Nacional de Poesía Infantil Charo González con el fin de promocionar e incentivar la creación poética para niños. En 2008 Conrado Blanco creó este premio en memoria de su esposa Charo.
Esta mañana el jurado se reunía para deliberar acerca del ganador del premio que, por unanimidad, ha recaído en Ismael Pérez de Pedro con el poema «Tesoros ocultos».
«Vimos en él lo bien elaborado que está. Un diálogo entre abuelo y nieto en el que se destaca el amor por la naturaleza, la importancia del reciclaje y los valores intergeneracionales. El niño buscaba en el tesoro algo material y el abuelo le hace ver que el tesoro era lo que habían visto y estar juntos», señalaban desde el jurado.
Éste ha estado formado por especialistas en literatura infantil y críticos literarios. Toño Odón Alonso como secretario del jurado y coordinador del premio 2024, Fina Brasa de Boca de Mujer, M Carmen Truchado Pascual, ganadora del Premio Charo del 2023 y Luisa Arias como secretaria de la Fundación Conrado Blanco.
En total se presentaron un total de 132 poemas de diez países diferentes y llegados de 27 provincias entre las que destacan León, Madrid o Alicante. Llegaron 14 como finalistas y que el jurado calificó en dos votaciones sucesivas, resultando, claramente y por unanimidad, ganador el poema titulado: Tesoros ocultos, presentado bajo el lema “Nicasio Goreti”
El premio dotado con 2.000 euros, trofeo, diploma y libros será entregado al ganador Ismael Pérez de Pedro el próximo 6 de septiembre en el Recital de Poesía Infantil “Versos a Charo “ que tendrá lugar en el Teatro Municipal de La Bañeza.
AUTOR
Ismael Pérez de Pedro, autor nacido en Barcelona en el año 1975 y residente desde siempre en la localidad de Viladecans, ciudad a doce kilómetros de la capital. Aunque realizó estudios de filología, ha trabajado principalmente en el ámbito de la logística. Ha escrito los poemarios «Como las haches en las conversaciones» y «El punto Jonbar», además de colaborar en diferentes antologías y estar presente en diversas ediciones de poesía y relato, tanto en lengua castellana como en catalán.
Colabora desde hace más de diez años con la Fundación Espejo de Viladecans, en la promoción de la literatura y la pintura a nivel comarcal, presentaciones de libros, reuniones poéticas, festivales de poesía, recitales y organización de certámenes literarios. Desde que en 2018 empezó a participar en certámenes fuera de su localidad, ha sido galardonado con medio centenar de premios entre relato y poesía, entre ellos, en tres ocasiones, el Amantes de Teruel, Maxi Banegas, Ángel Crespo, Lorca, Paloma Navarro, Alcorisa o Cartas de amor de Almuñécar.
Siempre dice que lo mejor de un premio es ir a recogerlo y conocer a otras personas para darnos cuenta de que tenemos un maravilloso país en el que nos unen muchas más cosas de las que nos separan.
TESOROS OCULTOS
«Tesoros ocultos, es un poema en el que he pretendido aunar la relación abuelo-nieto con una clara conciencia ecológica y social. La predisposición del niño a respetar a sus mayores, viendo mediante el ejemplo que tenemos unos paisajes hermosos que entre todos hemos de cuidar, y que es ese el verdadero tesoro que en muchas ocasiones parece oculto a nuestros ojos, tanto la maravilla de nuestros parajes como el tiempo compartido entre la familia y, por extensión, las distintas generaciones, en las que unos siempre pueden aprender del otro y acompañarse en un viaje común».
Cálzate las botas, nieto,
vamos de excursión al campo,
dicen que por estos montes
hay un tesoro enterrado.
¿Tesoro dices, abuelo?
Pues a ver si lo encontramos.
Y allá van abuelo y nieto
por el monte conversando,
y, camina que camina,
el día pasa volando.
Sobre un trino de jilgueros
el sol ya está bostezando,
el paisaje se enrojece
y la tarde va llegando.
Coge aquel bote, mi niño,
que a la vista me hace daño.
Lo guardo en el saco, abuelo,
y luego lo reciclamos.
Derraman su caramelo
las nubes sobre los álamos,
de azúcar rosa parecen
por el cielo navegando.
Mete también esas bolsas,
y ese cartón arrugado;
sin duda aquí ha estado alguien
y al marcharse lo han dejado.
Frente al muro de la ermita
los grillos están cantando,
y trepan por sus paredes
las sombras de dos naranjos.
Esas latas de refrescos
mételas también al saco,
ya cojo yo los cristales
y la botella de plástico.
Se escuchan de las cigarras
sus violines afinados,
y a orillas de la laguna
el sol ya se está bañando.
Ya está todo listo, abuelo,
¡qué limpio nos ha quedado!,
pero, con tanto trabajo,
el tesoro no he buscado.
Huele a mirto y a tomillo,
sobrevuelan los tejados
a lo lejos, en el pueblo,
cigüeñas de campanario.
Mira qué paisaje, nieto,
siente este cielo dorado,
el aire puro transporta
el susurro de los pájaros,
las moras en los zarzales
dan colorido a los campos
y vierten las amapolas
su perfume sonrosado.
Ese es el tesoro, nieto,
verlo contigo a mi lado.
Abuelo y nieto sonríen
y se dan un fuerte abrazo.
