Este miércoles, 5 de noviembre, se conmemora el Día Internacional de las Personas Cuidadoras. Personas que desarrollan una labor silenciosa, cotidiana y profundamente humana. Todo ello, sin pedir nada a cambio y entregando su tiempo, energía y corazón para sostener el bienestar de aquellas personas dependientes.
Reconocer su trabajo no es solo agradecer, sino también cuidar a quienes cuidan. Detrás de cada historia de apoyo hay una persona que merece ser vista, valorada y acompañada. Por ello, desde Cruz Roja en León, se continúa desarrollando, desde ya hace casi una década, el proyecto “Información, capacitación y apoyo a familias cuidadoras de personas mayores”, que parte con el objetivo de mejorar la calidad de vida tanto de las personas cuidadoras como de aquellas personas dependientes a su cargo.
En el presente año, Cruz Roja ha atendido a 105 personas cuidadoras en toda la provincia de León, 89 de las cuales son mujeres, lo que representa un 85% del total. Esta labor ha sido posible gracias al compromiso de 39 personas voluntarias, que han participado activamente en las distintas fases y acciones del proyecto. Tal y como destaca Ana Garcés, técnica del área de Inclusión Social, “las personas cuidadoras son un pilar fundamental de nuestra sociedad. Cuidarlas a ellas también es cuidar a quienes más lo necesitan”.
Este proyecto, entre otras acciones, ofrece asesoramiento, orientación y acompañamiento social y emocional individualizado, además de acciones formativas que ayudan a mejorar las competencias técnicas y personales necesarias para la gestión del cuidado, el autocuidado y el afrontamiento del duelo. Asimismo, en los casos que así lo requieren, Cruz Roja acompaña también a las personas cuidadoras en la realización de trámites y gestiones relacionadas con el cuidado, o incluso puede asumir temporalmente dichas tareas, siempre con el fin de aliviar su carga cotidiana.
A fin de reducir la sensación de sobrecarga y mejorar el bienestar emocional de las personas cuidadoras, se desarrollan grupos de ayuda mutua, espacios de escucha y apoyo, y se facilita una tregua que permita disponer de tiempo propio. Todas las actividades se adaptan a las circunstancias y necesidades de cada persona cuidadora, pudiendo realizarse de forma presencial, telemática, telefónica o mediante materiales didácticos personalizados.







